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lunes, 26 de julio de 2010

Ágora (2009)



La última obra de Alejandro Amenabar es una película de corte épico, situada en la antigua Alejandría del siglo cuarto d. C. (391), que nos cuenta la historia de la filósofa neoplatónica Hipatía (Rachel Weisz) y su permanente conflicto con el naciente cristianismo de la época. El director nos remonta a la antigüedad con un problema que parece ser muy actual, y lejos de resolverse, éste es el problema de la lucha de credos. El cristianismo ya se ha propagado por todo el imperio romano, y en su lucha por imponerse sobre el resto de las creencias religiosas, no teme sublevarse al dominio aristocrático pagano. Esclavos y pobres se sienten interpretados por la misericordia cristiana y se vuelven fervientes creyentes de Cristo, a tal forma que no dudan renegar del dios greco-egipcio Sárapis. Este culto, impuesto por Ptoloméo, se profesaba ampliamente en Alejandria hasta el surgimiento del cristianismo.
Hipatía por su parte solo cree en la filosofía, la astonomia, y la ciencia, por lo que encausará todas sus fuerzas para probar los presupuestos ptolomeícos acerca del movimiento circular de los astros. Asi podemos observar como se intenta en esta pelicula poner en confrontación el mundo aristocrático de la religión y la ciencia helénica contra el naciente cristianismo y su predicación de la “misericordia” por los pobres. Esta confrontación llegará a tal punto, que los cristianos provocarán la destrucción de la biblioteca de Alejandría, representante de todo el saber helénico, y ese mundo aristocrático. Aquí me parece está el principal error de la película. Si bien es probable que entonces existíera un conflicto moral entre la aristocracia pagana y el cristianismo de los pobres, tal cual lo ha deducido Nietzsche en su “Genealogía de la moral”, también es cierto que el cristianismo siempre se sintió cargo del legado greco-romano, de manera que no sorprende que gran parte de los códices y manuscritos de los más importantes autores de la antigüedad se encuentren hoy en día en los archivos del Vaticano. Lo que por cierto no quita que al haber absorvido este saber lo haya interpretádo de un modo cristiano.
Es por esto que la hipótesis de que la biblioteca de Alejandría haya sido incendiada por los cristianos por amenazar sus creencias religiosas parece poco creible. El director, sin embargo, parece estar empeñado en demostrar el perjuicio que representa el cristianismo y las religiones en general contra el desarrollo de la humanidad. Esto tiene reminiscencias en el conflicto actual que tienen ciertos fanáticos cristianos (principalmente en EE.UU) con los nuevos avances científicos, de modo que incluso nieguen la irrefutable teoría de las especies de Darwin, y se inclinen por la teoría cristiana del “Creacionismo”. De esta misma manera se refleja también la lucha actual entre distintos credos religiosos en el medio Oriente, dónde se situa precisamente esta película y que en este caso están representados por el cristianismo, el judaimo, y las religión greco-egipcia. El conflicto es llevado a extremos violentos y sangrientos rompiendo todos los principios de una comunidad social. De hecho el ágora, que es el punto de encuentro para la comunidad de Alejandría, no representa en la película una congregación de los distintos credos de la ciudad, si no mas bien el campo de batalla, dónde éstos resolverán sus conflictos violéntamente. Asi el cristianismo dejará de ser víctima de la aristocracia pagana y se transformará lentamente en el protagonista de la violencia.
Ágora tiene una propuesta interesante, porque intenta cuestionar, que exista una superioridad moral entre una religión y otra, a tal punto que pareciera proponer la fraternidad de credos, pero al mismo tiempo confunde y parece tener motivaciones ambivalentes. Asi nos sugiere que las religiones están en contradición de las ciencias y la filosofía, y que éstas deben tomar el lugar de la religión porque lo cuestionan todo sin dejarse llevar por la fiebre de la fe religiosa. Aquí es dónde entra en acción el “noble” carácter de Hipatía, dispuesta a convertirse en mártir del saber cientifico helénico, al desafiar el orden religioso cristiano. El único problema es que la protagonista carece de una propuesta espiritual que se contraponga a la fe religiosa, porque si bien argulle creer en la filosofía no parece representar esto con una posición práctica que no sea la del escepticismo en contra de todo. Las ciencias por si mismas no son capaces de proveer al hombre de una esfera espiritual, que en estos tiempos del nihilismo parece tan necesaria. El personaje de Hipatia es representado como un carácter algo extraño. Si bien no está absorbida por el entusiasmo religioso, si parece abstraida de la realidad, y ensimismada en el mundo conceptual de la astronomía. Esto cumple con una versión estereotipada y exagerada del filósofo asceta e introvertido que no responde a los impulsos del mundo exterior. Asi y todo Amenábar tratará de mostrarnos el conflicto interno de una mujer que parece reuir de sus impulsos sexuales, pero al mismo tiempo aciente afectos contradictorios por su esclavo Davo (Max Mingliella) y por uno de los estudiantes de su círculo académico, el aristócrata Orestes (Oscar Isaac). Éste, sin embargo, se convertirá al cirstianismo, tomará el cargo de Prefecto de la provincia romana de Egipto, y no dudará renegar de su maestra Hipatía, aunque ésta sea acusada de ateísmo.

El cíclope

Agora el Trailer

2 comentarios:

  1. A mi gustó mucho leer esto, que es para un trabajo de clase y me ha gustado la forma de ver todo desde puntos de vista distintos

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