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domingo, 9 de mayo de 2010

Donnie Darko (2001)


Los primeros rayos de sol del día, en las vísperas de Halloween despiertan a Donnie Darko (Jake Gyllenhaal), un adolescente del pequeño pueblo llamado Middlesex. Él no se encuentra en su casa; en su propia pieza, sino que en la mitad de la calle, en un camino entre montanas que se aleja de su hogar. Donnie ha caminado nuevamente en sueños. Este extraño despertar no le impide disfrutar del amanecer que melancólicamente vuelve a iluminar su valle y su mundo, un mundo que la cámara de Richard Kelly deja aparecer a través de personajes que en gran parte obedecen al cliché -la profesora liberal, la vecina cizañera, los padres todocomprensivos, el predicador moral caído, los amigos tontos y la heroína herida pero atractiva- pero que por otro lado también les confiere una dimensión peculiar. La cámara no parece ser solamente una herramienta al servicio del espectador ávido de aventuras y desenlaces estridentes, mas bien y de un modo inadvertido el artefacto parece dar cabida a una mirada (deus ex machina!). Esta diferencia sutil y por ello difícil de avistar es el verdadero centro de esta obra. Bajo esta mirada todos ellos parecen verse arrastrados por la fuerza de un acontecimiento que a pesar de no haber aun tomado alguna forma definida parece ser mas real e impactante que aquellos factores que inmediatamente los definen.

Quizás entonces sea necesario, para entender esta película, decir desde un principio que la forma determinada que toma la historia no es realmente importante, pues aquí el peso no esta ya mas puesto en lo mirado, sino que en aquello que mira y desde la distancia que confiere este desplazamiento los personajes no aparecen ya como agentes que expliquen y funden el desenlace, sino que de manera mucho mas profunda como si el climax de la trama los absorviera y se apoderara de ellos de antemano. Aquí los personajes no construyen el desenlace, están siendo desde siempre arrastrados por el.

Por eso la película no parece volverse ridícula cuando la acción se enrarece: al día siguiente Donnie Darko es impelido por una voz misteriosa a emprender su caminata nocturna. En el antejardin lo espera su sobrenatural interlocutor, Frank (James Duval), un conejo gigante con una mueca terrorífica que ha venido a comunicarle que el fin del mundo tendra lugar en apenas unos días. La acción inicial se repite una vez mas, solo cambian los escenarios, Donnie despierta esta vez en una cancha de golf, comprende su situación y emprende el regreso a su hogar, que ha sido destruido por una turbina de avión que ha caído desde el cielo, pero no parece provenir desde ninguna nave que en ese momento haya estado en vuelo. Si todo esto es una alucinación, un engendro de la locura o si realmente esta teniendo lugar y deba ser explicado a través de viajes en el tiempo, universos paralelos y otras sandeces por el estilo, deja de ser importante, pues la comprención de que el acontecimiento final no se origina en ninguno de ellos, sino que ellos tienen lugar en su fuerza apropiadora se ha instalado en la pantalla.

Esto es como si de repente nos diéramos cuenta a través de un proceso misterioso que los sucesos, tal como las cosas devoradas por un torbellino, no son agentes de su propio movimiento, sino que son movidos por una fuerza agena ellos. ¿Por que hemos llegado a creer que tales cosas vuelan por si mismas? Pues, por que nosotros mismos también nos encontramos en ese torbellino; por que nosotros también somos arrastrados por ese viento y desde ahí adentro no nos es posible ver la totalidad del tornado. Desde ahi adentro la verdadera fuerza operante tras el movimiento no se hace patente.

Pero tan pronto como presentimos algo de esto, las cosas arrancadas de la tierra se muestran en su correspondiente dimensión y tal como ante un verdadero torbellino nos entregamos simplemente a la contemplación de su poder devorador.

Donnie Darko es una pequeña joya por que nos recuerda de que se trata el oficio de hacer cine, a saber de mostrar la sutil diferencia entre la mirada y lo mirado, de dejar que el acontecimiento mismo mire a través de la camara, para que –y solo si tenemos algo de suerte- nos demos cuenta que muy por el contrario de aquello que se cree...que creemos, nosotros tampoco somos agentes y centro de todos los sucesos, sino que somos arrastrados por la fuerza de un torbellino invisible.

Destino le llamaban los griegos a esto.

Donnie Manco

Trailer Donnie Darko

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