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domingo, 11 de abril de 2010

Who's afraid of Virginia Wolff (1966)




Esta peli, basada en la obra teatral de Edward Albee con el mismo nombre y estrenada en el año 1966, nos hunde en la caótica intimidad de la pareja George (Richard Burton) y Martha (Elizabeth Taylor), rompiendo por primera vez, creo, con el lenguage convencional y demasiado cuidado del cine de entonces – esto queda revelado en el hecho de que a la obra se le rehusó el premio Pulitzer, justamente debido al lenguage demasiado libertino. Independiente de este hecho es este texto, en mí opinión, uno de los más magníficos jamás escritos, tanto para teatro como para la pantalla.

Ayer la volví a ver (en este webblog, publicaré textos sobre pelis que siempre vuelvo a ver) y comienza con George y Martha llegando a su casa, después de una fiesta organizada por el padre de Martha, que al mismo tiempo es el rector de la universidad donde George da clases de Historia. Llegan borrachos. Nada más entrar en su casa, Martha mira a su alrededor y dice: “What a dump!”, que en traducción libre seria algo así como: “Qué pocilga!”.

Pero Martha no está hablando de su casa, o lo de lo desordenada que esta está. Martha esta intentando acordarse de una peli que ha visto hace mucho tiempo, en la que la protagonista, al instante de entrar en su casa, dice exactamente eso: “What a dump!”.

Precisamente de esto se trata todo: de huir! Tan deprisa como se pueda.
Llegan mientras tanto invitados, que Martha trajo de la fiesta de su padre, y el juego empieza. Que juego? Pues el de encontrar todo lo que pueda sustituir la realidad y encubrir el vacío de George y Martha, un vacío lleno de dolor, al cual, para sobrevivirlo, no debe ser ni siquiera mirado.

Poco a poco, este juego se revela como un juego de humillaciones y de dañar deliveradamente. Con toda crueldad! De tratar las más profundas heridas que los días del pesado envejecer van dejando, como si se trataran de inocentes motivos de entretenimiento. Y hay un hijo, del cual no parece saberse ni el color de los ojos.

Y sucede que los gritos y los insultos no están ni gritando ni insultando. Cumplen, eso si, el papel de hablar más alto que ese ruidoso silencio de las cosas a las que no se puede ni siquiera mirar, en un hedonismo sucio y desesperado, viejo, cansado y disfrazado con Burbon, con invitados atrapados en esta macabra orgía de irrealidad.

Los invitados no quieren estar ahí. Nadie quiere. Pero lo hacen. Se quedan. Beben Burbon y cantan tontamente Who's Afraid of Virginia Wolff, nada más que una corrupción del refrán Who's Afraid of the Big Bad Wolf?

Quizás por eso la peli haya sido rodada en blanco y negro, en un tiempo en el que el color excitaba el imaginário de todos los directores de Hollywood y solo unos pocos entendían que determinadas cosas no tienen colores. Transcurren en escenarios restringidos, una casa, donde poco a poco cuesta respirar. Pero como diría George:

− Martha? Rubbing alcohol for you?
A lo que Martha contesta:
− Sure! "Never mix, never worry!"

Eduardo César

Trailer: Who's afraid of Virginia Wolff

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