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lunes, 13 de septiembre de 2010

La cinta blanca (Das weisse Band) 2009


Ya al comienzo de esta aclamada película del director austriaco Michael Haneke, se nos advierte que los extraños acontecimientos presentados en el relato no correspondan quizás del todo a la verdad, pero que sin embargo no pueden dejar de ser contados, porque podrían esclarecer “ciertos sucesos” ocurridos en Alemania. De buenas a primeras no queda claro de cúales “sucesos” se nos está hablando, pero al tiempo que transcurre la película no cabe duda que se trata del oscuro proceso recorrido desde el comienzo de la primera guerra mundial (1914) hasta el ascenso de los nazis al poder en 1934.
La historia se desarrolla en un pueblo protestante del norte de Alemania hacia 1913/14, en las visperas de la primera guerra mundial. Filmada en blanco y negro la pelicula retrocede a la sociedad conservadora de la época, y nos presenta un panorama de terror. Extraños accidentes ocurren al interior del pueblo y algunos incluso cobran la vida de unos cuantos ciudadanos. Los sucesos son contados por una voz anciana, que recuerda su estadia como un joven profesor (Christian Friedel) en la única escuela del pueblo. Éste se percata de ciertos detalles que relacionan estos “accidentes” acontecidos en el pueblo con los niños de la escuela. Los niños por su parte parecen atormentados por una educación extremadamente extricta: Involucrados en la “pandilla del pueblo” están los hijos del pastor protestante (Burghart Klaussner), que deben llevar una cinta blanca como castigo de sus inprudencias.
En la trama están involucrados todos los personajes del pueblo y sobre todo los niños, que no sólo parecen sufrir los mismos vicios conservadores que sus padres, también insinúan síntomas de una ideología peligrosa. Los “accidentes” van tomando en el transcurso de la película el carácter de castigos rituales. El primero que sufre unos de estos accidentes es el doctor del pueblo (Reiner Bock), que cae de un caballo tronchado en sus piernas por una cuerda tensada entre dos postes, que a simple vista parece “invisible”. El segundo acto que sucede a estos hechos es la misteriosa muerte de una campesina aplastada por los engranajes de un molino. Este hecho en particular motiva los resentimientos de los cortesanos del pueblo hacia el conde del feudo (Ulrich Tukur). Tiempo después desaparece secuestrado su hijo, que vuelve con el culo azotado. Asi parece cultivarse lentamente en las hordas del pueblo y sobre todo en las almas de los niños un sentimiento reaccionario que ya no dinsta mucho del fascismo.
Por supuesto no hay nada en esta película que haga relación directa entre los “accidentes” ocurridos en el pueblo y las atrocidades cometidas durante el régimen nazi (acaso la única relación simbólica que se haga con el nazismo, sea la cinta blanca que el hijo del pastor lleva en el brazo izquierdo). Admitir tal cosa, sería ir demasiado lejos, sería tratar de explicar cúales fueron las caúsalidades que llevaron a la sociedad alemana al fanatismo nazi, sería admitir que el fascismo era inevitable, que ya estaba incubado en el alma de los niños, corrompidos por una sociedad enferma. Ni siquiera se admite, aunque sea sugerido desde el comienzo de la película, que sean realmente los niños los autores de “los actos violentos”. Pero sí está claro que esta misma generación de niños será la que aclamará 20 años después de estos acontecimientos la violenta toma del poder de Hitler.
Nada está dicho explícitamente en esta película, todo está sugerido, y quizás sea ésta una razón suficiente para amargarle el día a cualquiera que se disponga a descifrar sus “misterios”. Consultado acerca de este inconveniente de su película, el director solo acota, que su misión como artista es la de proponer preguntas, y no respuestas (esta entrevista está incluida en el segundo disco de la edición de lujo). Talvez sea ésta una aclaración legítima, pero por lo menos se le puede pedir al artista que plantée bien sus preguntas, sobretodo si se están haciendo sugerencias tan complicadas.

Nota del Autor: Sin ánimo de confundir a nadie, se aclara que: El psicópata, Perra en celo, y El cíclope son una sola persona: Tiresias… Edipo: Tiresias, tú que todo penetras con tu mente/ lo que puede enseñarse y aquello que no puede/ decirse, lo celeste, las cosas de la tierra, esa ciudad que es nuestra, aquello que no ves/ pero puedes oir.

-TIRESIAS

Trailer La cinta blanca

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